martes, 5 de mayo de 2015

 Como su nombre indica, el Lhasa Apso es originario del Tíbet (Lhasa es la capital) y no se dio a conocer en Occidente hasta principios del siglo XX. Se supone que la raza apareció hacia el año 800 a.C. de las manos de los monjes y nobles tibetanos. Otros creen que su origen no es tan antiguo y especulan que el Lhasa Apso es el resultado del cruce entre el Terrier del Tíbet y el Epagneul tibetano.
El Lhasa Apso es independiente y en muchos aspectos, su carácter puede parecerse más al del gato. Es bastante desconfiado y reservado pero una vez se le conoce se podrá comprobar que es un perro muy inteligente, tranquilo, juguetón y alegre. No le gusta que lo toqueteen ni que lo traten como un juguete. Es fiel, muy observador y un poco tozudo.
El Lhasa Apso es pequeño, robusto y musculoso. Tiene una larga y abundante cabellera recta y de textura dura. Las orejas son caídas y con abundantes flecos y la cola es de implantación alta y llevada sobre la espalda. El color más común es el leonado pero también puede ser color arena, miel, dorado, negro, gris, blanco y particolor (blanco con otro color).

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